El siglo XXI ha supuesto un cambio de era en la que todo tipo de barreras se empiezan a desdibujar. Lo vemos de manera especial en las cuestiones relativas al género, en la propia distinción entre lo masculino y lo femenino. Lo andrógino está de moda y lo unisex es un valor al alza en la todopoderosa industria de la moda y, por extensión, en la de los perfumes unisex y la cosmética.
Los maestros perfumistas hace años que se han apuntado a esta tendencia, creando fragancias pensadas tanto para ellos como para ellas. Si en el siglo XIX las mujeres se atrevieron a lucir pantalones, ¿por qué no romper con esas mismas normas en cuanto a perfumes se refiere? En 2020, ¿tiene sentido seguir pensando que las fragancias masculinas deben ser fuertes y las femeninas delicadas?
De hecho, esta marcada división no tiene ni 100 años, ya que tradicionalmente el perfume no ha tenido género. Esta distinción, según los expertos, es el resultado de una ingeniosa estrategia publicitaria que empezó a cobrar peso en la década de los 50, coincidiendo con el auge de la publicidad. Hasta entonces, reputadas casas como la francesa Guerlain comercializaban perfumes que carecían de género y que eran utilizados indistintamente por ellas y ellos.
En los años 20 empezaron tímidamente a salir al mercado fragancias con un enfoque más femenino, si bien habrá que esperar 30 años para encontrar perfumes que perseguían diferenciarse exclusivamente para caballeros. De acuerdo a sus gustos del momento, las fragancias de hombre se asociaron con la lavanda o las maderas, pero en realidad se trata de una mera cuestión publicitaria. En los años 60, la casa Christian Dior se apuntó a esta moda con su Eau Sauvage, y en los 70 le siguieron firmas como Paco Rabanne y Ralph Lauren, creando el panorama que conocemos hoy en día.
Paralelamente a este auge, en Europa discurría una tendencia opuesta: los perfumes unisex. Los años 70 también son conocidos como la década de las aguas o eau de, fragancias frescas sin género específico, una propuesta que eclosionó en los 90 con la salida al mercado de CK Onede Calvin Klein. Esta marca supo captar perfectamente lo que suponía el espíritu democrático de ‘una colonia para todos’ no solo en cuanto al olor, sino sobre todo en lo que se refiere a la estrategia de marketing. Tanto es así que la campaña caló muy hondo en el imaginario colectivo y se adaptó muy bien al aperturismo que caracterizó a la década en la industria.
Hoy en día, las grandes marcas han sabido captar muy bien ese latir de la sociedad que siente que la elegancia y el poder no tienen género. Armani, Tom Ford o Chanel son pioneras en recoger el testigo y ofrecer aromas asociados con el lujo pero completamente libres de género. En Eder Shines hemos querido reforzar esa libertad y ofrecerte perfumes unisex definidos únicamente por el buen gusto. Atrévete con lo diferente y a experimentar con todos los aromas que tenemos para ti.